El amor, un sentimiento difícil de explicar y difícil de entender. Un debate permanente entre la visión emocional y la visión química del amor. Ambos son reales, los dos conforman un compendio de sensaciones que nos aportan una experiencia intensa, a lo largo de este artículo intentaremos entender ¿Cómo afecta el amor al cerebro?
Decía Shakespeare en “El sueño de una noche de verano”, que el amor no se ve con los ojos, sino con la mente, y si nos ceñimos a un punto de vista objetivo, esta afirmación se torna completamente cierta.
En el ámbito de la neurociencia, se aprende cada vez más acerca de la lógica que guía nuestra afectividad. Desde este sector, las investigaciones no nos hablan del amor como lo hacen en la poesía, la música o en el cine; las investigaciones reducen a los sentimientos a sus elementos más básicos.
EL AMOR ES COMO UNA DROGA ¿CÓMO AFECTA EL AMOR AL CEREBRO?
No, no es el título de una canción, es que el conjunto de sensaciones, actitudes y comportamientos que nos llevan a pensar en el amor, desarrolla en nuestro cerebro efectos similares a los de una droga.
Cuando nos enamoramos de una persona, nuestro cerebro aprende a segregar por sí mismo una gran cantidad de sustancias que nos llevan a percibir una sensación cercana al éxtasis, a veces hasta al delirio.
Esto es debido a un conjunto de tres sustancias, los tres pilares del amor químico: la oxitocina, la serotonina y la dopamina, elementos que nuestro órgano cerebral emplea constantemente en la comunicación neural. ¿Cómo afecta el amor al cerebro? Descubrámoslo.
La Oxitocina:
Esta hormona, es segregada en gran cantidad de momentos de intimidad en los que establecemos relaciones amistosas o de protección. ¡Y no sólo entre humanos! Porque la oxitocina también es segregada cuando vemos a nuestra mascota.
La Dopamina:
La dopamina es la que pone toda la carne en el asador en el momento de amar, al menos químicamente. La dopamina nos otorga esa sensación de euforia que nos recorre por todo el cuerpo cuando estamos con la persona de la que estamos enamorados.
Su segregación nos llena de bienestar y nos condiciona a querer repetir esta experiencia.
La Serotonina:
También denominado el neurotransmisor de la felicidad. Al ser responsable del buen humor y la sociabilidad, además de conformar un papel importante en la inhibición de la ira y la agresión.
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En las relaciones amorosas, una parte relevante de la misma es el sexo. Una unión emocional, corporal y, por supuesto, química, algo que desgranamos en un artículo de nuestro blog hace unos meses, el cual, puedes conocer en este enlace.
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